Malta, país miembro de la Unión Europea, ofrece capacidades operativas y ventajas para las empresas. Junto a Irlanda y Estonia, Malta es uno de los estados de pequeñas dimensiones que decidió desterrar la increíble y extenuante burocracia junto a la opresión fiscal que reprime las economías de muchos otros países europeos.

La primera motivación de esta competitividad es la voluntad de atraer inversiones extranjeras, aunque si es la dimensión del país lo que permite la optimización y reducción de la burocracia.

Si está pensando que por todo ello se les podría considerar paraísos fiscales, este no es el caso. Son todos países miembros de la Unión Europea que han hecho de la estabilidad y de la competitividad la propia bandera.

Entre los distintos tipos de beneficios, Malta ofrece un sistema fiscal que permite a los accionistas extranjeros de una sociedad maltés percibir una devolución de hasta los 6/7 de las impuestos pagados sobre la distribución de las ganancias. Este sistema sirve para atraer inversiones extranjeras en Malta. El mismo principio se aplica en algunos casos a las personas físicas en el extranjero o las que viven en Malta pero “domiciliadas” en el extranjero (bajo la definición maltes de “domiciliación”).

El sistema jurídico de Malta tiene influencias de la Civil Law y la Common Law. La influencia de los ingleses ha propiciado un país con dos idiomas oficiales, el maltes y el inglés. El emprendedor que busque trabajadores  puede esperarse empleados capaces de hablar perfectamente en inglés sin necesidad de pagar más por las capacidades lingüísticas.

El gobierno maltés está constantemente empeñado en atraer nuevos capitales. Los inversores se benefician de diferentes tipos de ventajas fiscales o de tarifas favorecedoras  del alquiler de sitios industriales.

El gobierno además ha seleccionado algunas áreas clave para las inversiones dotándolas de distintas facilidades. Por ejemplo en el sector de la manifactura de alto valor adjunto, farmacéutico, médico, de alta moda, industria creativa, ITC y otras áreas más clásicas como la industria marítima.

Claramente, cada operación económica con Malta requiere, como todas la operaciones internacionales, una minuciosa planificación fiscal y legal para reducir y evitar riesgos.

Aparte de ser un buen país para los negocios, Malta es también muy soleada y está rodeada de las limpias aguas del mar mediterráneo.

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